martes, 30 de abril de 2013



¡Qué!  ¿Vas a estudiar?

¿Qué vas a estudiar? ¿Dónde estudiarás? ¿Cuándo es tu examen de admisión? ¿Sí quedaste? ¿Qué vas a hacer?

Pero no son las únicas preguntas que debes contestar, también existen las que tú tienes, ¿Qué quiero hacer de mi vida? ¿Y si no quedó en la universidad? ¿Y sí no me gusta mi carrera? ¿Y si no me alcanza para pagarla?

Muchas son las preguntas que nos planteamos antes de elegir la carrera que queremos estudiar, siempre existe ese miedo a la incertidumbre, al no saber qué será de tu vida en unos años, tal vez no sea el caso de todos, pero sí de la mayoría.
Cómo si no fuera suficiente con eso, también existe el “proceso de admisión” de la Universidad; la ubicación, espacios disponibles, la oferta educativa, el costo, el examen, la ficha…  ¡Toda una odisea! Además, cumplir con el proceso no te garantiza un lugar en la Universidad. El sistema educativo público no cubre el total de la matricula de educación superior, pues si se conjunta el sostenimiento autónomo (37.1%), estatal (17.8%) y federal (13.4%), queda un 31.7% de demanda sin cubrir, y es aquí donde las instituciones privadas entran para salvar a los aspirantes que fueron “rechazados” por las instituciones públicas o que no se decidieron a tiempo y perdieron la oportunidad de hacer todo el proceso de admisión.

Pero si el sostenimiento privado no existiera, 1,002,828 estudiantes se quedarían sin institución para realizar sus sueños y convertirse en los profesionales que México tanto necesita. Estamos hablando de que 460,492 hombres y 542,336 mujeres pasarían a formar parte de la nueva  estadística “Quiero pero no puedo estudiar, porque en el sistema educativo público de nivel superior no hay lugar para mi” y ni hablar de los 135,668 docentes que no tendrían empleo. Pero gracias a la reforma al artículo 3º realizado en la administración de Manuel Ávila Camacho, introduciéndose el concepto “privado” al marco normativo de la educación (Téllez, 2007), es que tenemos la oportunidad de asistir a una institución privada cuando no es posible formar parte de una pública.

Una vez superado el proceso de admisión y formas parte de la matricula de una institución ya sea pública o privada, te surgen más dudas, y las preguntas del inicio no son más que preguntas que parecen o tener importancia al lado de cuestionamientos cómo ¿Qué haré cuando termine la carrera? ¿Y si no encuentro trabajo? ¿De qué me sirve un título profesional, sino me garantiza que tendré un empleo? ¿valió la pena todo el esfuerzo?

Son cuestionamientos con los que todo estudiante se ha enfrentando en algún momento de su vida académica universitaria, pues si preocupación de no ser aceptado en una universidad no se compara con la incertidumbre que te depara el futuro una vez terminada la carrera, de 2011 a 20112 el número de egresados fue 3,161,194, profesionistas con los que tendrás que competir para obtener un empleo. Si el sistema educativo superior por sostenimiento público deja fuera 1,002,828 aspirantes, a ¿cuántos egresados no les dará trabajo el sistema nacional de empleo? Hablando de necesidades que debe cubrir el gobierno, y nuevamente entra el sector privado para salvar el día y dar empleo a los profesionistas que el gobierno no puede emplear, ¿de qué se trata esto? ¿Siempre estaremos a la espera de que el sector privado nos salve la vida? Pues todo indica que sí, y no tiene nada de malo, el problema es  la deficiencia del gobierno para dar solución a las demandas de su población, la pregunta del millón es: ¿qué se debe hacer primero, incrementar la oferta educativa en las Universidades, para que menos jóvenes se queden sin estudiar o generar mayores empleos para los profesionistas desempleados y recién egresados? Yo creo que ambas y  se tiene que hacer ya, pues si no hay oferta educativa y no hay empleos no se erradicará el “Ni estudio” “Ni trabajo”, porque no hay “Ni dónde estudiar” “Ni dónde trabajar”.

Así que piensa bien si quieres ser un Licenciado, Ingeniero o Profesor titulado y sin empleo, o ser un taxista, comerciante o desempleado con título de Licenciado, Ingeniero o Profesor. Para mí que el problema es el título.


Fuentes consultadas
Téllez, G. O. (2007). Educación superior privada en México veinte años de expansión: 1982-2002. México: Más textos.
Principales cifras ciclo escolar 2011-2012, Sistema Educativo de los Estados Unidos Mexicanos, http://www.sep.gob.mx/work/models/sep1/Resource/1899/2/images/principales_cifras_2011_2012.pdf